Teocentrismo
El teocentrismo (del latín, teo- significa Dios) es la doctrina según la cual Dios es el centro del Universo, todo fue creado por Él, es dirigido por Él y no existe ninguna razón más que el deseo de Dios sobre la voluntad humana.
El teocentrismo abarca todo lo que existe, incluso la razón
científica, ya que todo lo explica por la voluntad divina y mística de
Dios.Fue la corriente que predominó en la Edad Media y que más tarde se
convirtió en antropocentrismo (el hombre es el centro del universo).
Fue un concepto central en el pensamiento de principios de la era cristiana y la Edad Media hasta el periodo del Renacimiento, a partir de cuando se empezó a concebir a Dios como un factor pero no como causa única del mundo.
La Leyenda Artúrica
El origen literario de la leyenda artúrica
De hecho, como toda historia de origen épico, la del rey Arturo se basa
por supuesto en las tradiciones galesas y britonas de la alta edad
media, y en los hechos históricos acaecidos entre los siglos V-VI d.C.
Dos obras fundamentales, ambas datadas entre los siglos IX y X d.C. y
por tanto no contemporáneas, son los Annales Cambriae (los Anales de Gales) de Gildas y la Historia Britonum
de Nennius, que constituyen los fundamentos de lo que se conoce como la
Materia de Bretaña, conjunto de escritos que narran el ciclo artúrico.
Sin embargo, la base de esta Materia de Bretaña es el libro de la Historia Regum Britanniae
de Geoffrey de Montmouth, que es quién recoge la historía mítica tal
como la conocemos hoy día. El otro gran autor que amplia aún más el
ciclo artúrico con el desarrollo del tema del Santo Grial es Chrétien de
Troyes, con la leyenda de Percibal (o Parsifal), Tristán e Isolda, y la
historia del reino de Cornualles (o Cornway/Kernwal).
La leyenda artúrica
Según la leyenda, Uther Pendragon, que estaba destinado a ser el rey de
los bretones, se enamoró profundamente de Igraine, la esposa de Gorlois,
duque de Cornualles. Para poder realizar su deseo, le pidió un favor a
Merlin para que, por una noche, pudiera tener relaciones con Igraine sin
que nadie se enterase. Merlin acepta con la condición de que el hijo
nacido de esa relación debe dárselo a él para criarlo, y Uther acepta
sólo pensando en conseguir su propósito. Con un hechizo que le hace
tomar la forma de Golois, Uther toma a Igraine, pensando ésta que lo
está haciendo con su marido, ante la mirada atónita de Morgana, la hija
de Igraine y Golois, que sí ve a Uther con su auténtica forma. Pasada la
noche, y antes de que el hechizo desaparezca, Uther se marcha del
castillo, pero a las pocas horas se descubre que Golois ha muerto en
batalla y que por tanto no pudo pasar esa noche en el castillo. Al poco
tiempo, Uther desposa a la viuda, que efectivamente se ha quedado
embarazada, y cuando nace el niño, Merlin reclama su parte del trato, y
al rey no le queda más remedio que entregárselo. Según la leyenda,
Merlin le entrega a Arturo, ese niño nacido de una relación adúltera, a
sir Kevin, para que lo críe como a un hijo suyo.
Después de esto, Uther se convierte en un rey despótico, con muchos
enemigos, que se acaban rebelando contra él, y en una batalla,
malherido, y para evitar que su espada Excalibur (también conocida como
Caladbolg), símbolo del poder real, caiga en malas manos, clava la
espada en la piedra para que sólo sus descendientes legítimos puedan
arrancarla. Al morir Pendragon sin hijos reconocidos, y siendo Excalibur
simbolo de la realeza, todos los caballeros de Bretaña intentarán
arrancarla, pero será el propio Arturo quién, por error, acabará
sacándola, y siendo reconocido como heredero legítimo, con la mediación
de Merlin.
Excalibur, de John Boorman, es la mejor adaptación del ciclo artúrico hecha hasta la fecha y referente obligado de cualquier cinéfilo que se precie.
Siendo proclamado rey, construirá Camelot como capital de su reino y
allí alojará una sala con la famosa Mesa Redonda, un lugar de reunión
donde todos los hombres serán iguales, acompañado de sus fieles
caballeros, entre los que se contaban Lancelot (o Lanzarote), Gawain,
Galahad, Percibal,... También desposará a Ginebra, pero ésta sucumbirá
ante los encantos de Lancelot, y serán descubiertos por Arturo, por lo
que por vergüenza, ella abandonará la corte ingresando en un monasterio.
Por las malas artes de Morgana, la hermana de Arturo por parte de
madre, el reino caerá en la desolación y en la sublevación de Mordred
(según algunas fuentes, hijo de Morgana y Arturo, fruto de una noche de
hechizo como lo fué la concepción del propio Arturo), en parte por la
enfermedad del rey, que hará que los caballeros emprendan la búsqueda
del Santo Grial, el cáliz de la última cena con poderes curativos.
Finalmente, Arturo y Mordred se enfrentaran a muerte, y Arturo morirá y
será enviado con la ayuda de la Dama del Lago a Avalon, la isla de los
inmortales.
Esa es, brevemente, la base de la leyenda artúrica.
El personaje histórico de Arturo
Poco se sabe de él, excepto que las crónicas lo llaman dux, no rey, título que se solía aplicar a los jefes militares, de forma similar al imperator
romano. Según éstas, Arturo comandó el ejercito que se enfrentó a los
sajones en la batalla del Monte Badon, entre los años 516 y 518 d.C.,
saliendo victorioso. El resto de datos de la leyenda pertenecen de una
manera u otra al folklore popular galaico-britano, como por ejemplo la
asimilación de la antigua diosa irlandesa Mórrígan con Morgana, entre
otros.
Candidatos
Existen una seríe de personajes reales, documentados historicamente, que
encajarían dentro de ese perfil del personaje legendario y a
continuación pasaré a exponerlos:
Lucio Artorio Casto
El parecido del nombre es obvio, y mucho autores coinciden en que el
nombre de Arturo podría proceder de una derivación autóctona del nombre
latino de Artorius. Lo cierto es que este personaje, nacido en la
Campania romana (actual zona de Nápoles), vivió a mediados del siglo II
d.C., y junto a su unidad de caballeros sármatas, se hizo cargo de la Legio VI Victrix
destinada en Britania, y que se encargaba de proteger el Muro de
Adriano. Acabado su servicio, se acabó instalando en Dalmacia, donde
murió y donde se ha hallado un sarcofago con su nombre.
Un acercamiento diferente al mito artúrico: Clive Owen es el general Artorio Casto y Keira Knightley, Ginebra, una princesa de los pictos.
En 2004, Jerry Bruckheimer produjo Arturo, una película que
asociaba a Artorio Casto (Clive Owen) con el personaje legendario, y a
su famosa cohorte de caballeros sármatas con los caballeros de la Mesa
Redonda. También aparecía el personaje de Ginebra (Keira Knightley),
esta vez como princesa picta que obliga a tomar partido a Artorius
contra los sajones en la Batalla del Monte Badon.
Por desgracia, es una recreación bonita pero sin fundamentos ya que
Artorio Casto no es coetáneo de los hechos que se narran puesto que la
batalla ocurrió tres siglos más tarde.
Riotamus
Tal vez éste sea el candidato histórico más cercano al mito de Arturo.
Riotomus fué un caudillo britano que ante la llamada del emperador
Antemio, acudió con una hueste de 2000 hombres en su ayuda, atravesando
en canal de la Mancha y alojándose en la ciudad de Aballon (¿Avalon?),
en la actual Francia. Por desgracia, llegó tarde y no pudo hacer nada
por salvar al emperador, pero su presencia queda reflejada en las
fuentes de la época, y coincidiría en la época en que se situa a Arturo
(s.VI), además del hecho de que una de las proezas de Arturo fué cruzar
el canal de la Mancha.
Ambrosio Aureliano
El tercer candidato al puesto para ser rey Arturo es este militar tardorromano, que según la Historia Regum Britanniae,
luchó durante el reinado de los últimos emperadores romanos de
Occidente contra el caudillo britano Vortígeno, en la batalla de Guoloph
en el 437 d.C.
Sí la película sobre Artorio Casto era poco
sería historicamente hablando, ésta es un auténtico descojone de
incongruencias históricas, sólo hay que ver al elenco protagonista.
Como en el caso de Artorio Casto, el personaje también ha sido
protagonista de una reciente película, basada en el libro de Valerio
Massimo Manfredi, La última Legión. En ella se narra cómo el
último emperador romano de Occidente, Rómulo Augustulo, se ve obligado a
huir de Roma con la ayuda de Ambrosio y de un britano llamado
casualmente Merlin. En Britania, se hará llamar Pendragón y acabará
casándose con Igraine, de quien se supone nacerá el futuro Arturo. En
este caso, Ambrosio no sería directamente Arturo pero sí el responsable
de la leyenda. La espada Excalibur en realidad sería la espada del mismo
Cesar, que sólo sus descendientes, o sea Rómulo, podrían empuñar.
Owain Ddantgwyn
Owain fué un antiguo rey galés de finales del s.V d.C. que encajaría en
el perfil del rey Arturo. Aunque a primera vista su nombre no coincida,
era apodado el Oso (Arth en gaelico antiguo, de ahí la derivación latina Arth(os) uir o Hombre-Oso), y vivió en Camlan (¿Camelot?). Para más inri, el nombre de su padre era Yrth, que podría derivarse Uther.
Athrwys ap Mewig
El último de los candidatos. Poco se sabe de él excepto que fue un
caudillo britano que vivió por los lugares que cita la leyenda y que
coincidiría con la época en que se situa la batalla del Monte Badon.
Conclusión
Hoy en día seguimos sin conocer el orígen exacto del mito del rey Arturo
y su figura, si es que realmente existió. De hecho, lo más probable es
que, como muchos personajes legendarios, fueran la unión de las vidas de
muchos personajes históricos que la imaginación humana y la novela
caballeresca desarrollaron de forma extrema, pero que, a día de hoy,
sigue captando nuestra imaginación. La novela fantástica tal como la
conocemos hoy no existiría si no fuese por el ciclo artúrico, ni tampoco
las grandes novelas caballerescas ni las operas wagnerianas basadas en
el mito del Santo Grial. Por eso es y siempre será un tema universal.
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